Una vez más derrotado por las circunstancias,
circunstancias dolorosas del amor,
pero no se puede separar;
el dolor y el amor ambos son uno,
son más que conceptos y banalidades,
son realidades, infinitas realidades,
el amor es como una espada de doble filo:
a un lado el cariño y al otro el dolor,
el amor, es real tan real como un átomo para un físico,
como el universo infinito para un astrónomo,
o como las notas musicales para un músico,
o como el sufrimiento para el guerrero,
como el llanto para el que lo lamenta,
cómo la belleza para un poeta…
Pero hay un problema, la gente ama al amor pero no al que lo brinda,
el hombre para no perder los placeres miente constantemente con las palabras del amor
y acumula sus riquezas hasta que ellas lo destruyen,
la mujer se llena de placeres y cuando estos dejan de satisfacerlas los tiran y buscan uno nuevo,
enfrentándose al tiempo y a la moralidad de las promesas,
es muy inteligente esta última forma de actuar pero a la vez borras
y destructiva para su compañero,
está más allá de lo maquiavélico y un poco más cerca de su propio sufrimiento.
