Tu sombra me persigue amenazante, se escabulle entre la nada, danzante, y se cuela en mi mente.
Ya no sé qué puedo hacer para olvidarte. Por más que me levante, ella tira de mí hacia el vacío.
Una y otra vez hemos apostado en ese maldito juego, girando en la misma rueda sin poder echarle freno. Sin poder darnos consuelo.
El miedo es ahora aliento, me mantiene vivo y despierto.
La supervivencia se convierte en mi única aliada, frena la rueda.
El vaho se mezcla impasible con tu sombra helada. Nos besamos.
En ese beso me congelo.
Jade - 23 de enero de 2018